El lenguaje es un complejo y dinámico sistema convencional de signos que le sirve al ser humano para comunicarse y pensar”. (González.- Hornauer-Hughes, 2014)

Resulta interesante tomar consciencia de los procesos que ocurren en nuestro cerebro a la hora de comunicarnos, algo que diariamente hacemos con total naturalidad. Es asombroso darnos cuenta de lo perfecta que es nuestra biología cuando investigamos y profundizamos en los distintos mecanismos anatómicos con los que interactuamos en la vida cotidiana.

En el cerebro humano encontramos dos áreas que se relacionan con la capacidad de expresarnos a través del lenguaje hablado: el área de Broca, que procesa conceptos gramaticales, y el área de Wernicke, que se relaciona con la comprensión sonora del lenguaje.

Según Rafael Gonzáles y Andrea Hornauer-Hughes (2014) “éste depende del funcionamiento de múltiples zonas del cerebro, que se localizan principalmente en el hemisferio izquierdo, específicamente en la región perisilviana. El daño en esta región ocasiona afasia, alteración que afecta tanto el lenguaje oral como escrito. La afasia es un trastorno del lenguaje adquirido a consecuencia de un daño cerebral, que por lo general compromete todas sus modalidades: expresión y comprensión del lenguaje oral, escritura y comprensión de lectura. Cada una de éstas se puede afectar cualitativa y cuantitativamente de forma diferente, conformando grupos sindromáticos que pueden coexistir con deficiencias en el procesamiento cognitivo. El síntoma más preponderante en este trastorno es la anomia, dificultad para evocar las palabras. Es habitual que los pacientes afásicos presenten dificultad en el lenguaje lecto-escrito. Estos trastornos se denominan alexia y agrafia respectivamente.”

El lenguaje depende de una serie de variables, tales como la dominancia manual, la edad, el sexo y la escolaridad. Se ponen en marcha con éste una extensa red neuronal relacionada con la expresión y la comprensión. El funcionamiento de esta red implica un procesamiento en paralelo y secuencial.

“Para formular una oración, lo primero es tener una idea, que se genera a través de conceptos en el sistema semántico. Posteriormente, en el área de Wernicke se accede al léxico con el objetivo de seleccionar las palabras que representan los conceptos (procesamiento léxico). En forma paralela, en el área de Broca se selecciona el verbo, se ordenan las palabras de forma adecuada y se eligen los nexos (procesamiento gramatical). A continuación, en la circunvolución supramarginal, se seleccionan los fonemas que componen cada una de las palabras de la oración. Acto seguido, esta información viaja hacia el lóbulo de la ínsula donde se convierte en información motora, la cual es enviada hacia el área de Broca donde se seleccionan los planes motores necesarios para producir cada uno de los sonidos que componen las palabras de la oración. Cada uno de estos planes contiene información sobre los músculos que van a participar, cuáles se van a contraer, por cuánto tiempo y qué músculos se van a relajar. Acto seguido, esta información es enviada al área motora primaria (área 4 en el mapa de Brodmann), donde baja hacia los pares craneales a través del haz corticonuclear. Las áreas motoras 6 y 8, las estructuras subcorticales (ganglios de la base) y el cerebelo forman parte de esta actividad motora. Los pares craneales que participan en el habla son el V, VII, IX, X, XI y XII. Finalmente, la información llega a los músculos de los órganos fonoarticulatorios, donde se llevan a cabo una serie de eventos que dan como resultado la producción hablada del enunciado. En resumen, para la producción de una oración es indispensable: el sistema semántico, el lenguaje y el habla” (González.- Hornauer-Hughes, 2014).

Cuando nos encontramos con niños, adolescentes o adultos que tienen dificultades funcionales en el área del lenguaje, sería importante tener en cuenta estos datos, para poder reconocer en dónde estarían las lesiones cerebrales y para poder seleccionar las terapias más adecuadas que estimulen las áreas mencionadas, con el objetivo de ayudarlos a mejorar los procesos de comunicación con los contextos en los que se relacionan.

Autor: Equipo Docente de Brain’s Route.

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