Según el tipo de experiencia de aprendizaje concreta o actividad que realicemos, podremos desarrollar algunas áreas del cerebro más que otras. Cuanta más estimulación recibamos, más lo activamos y más conexiones neuronales se configuran, sin importar la edad que tengamos.
Nos ha parecido interesante definir algunos conceptos que permitirán un conocimiento más profundo de los procesos neuronales que nos afectan, para reflexionar un poco sobre algunas actividades que no requieren de mucho esfuerzo y que podrían aportarnos una mejor calidad de vida a medida que va transcurriendo el pasar de los años.
Nuestro sistema nervioso permite los procesos de existencia y supervivencia, gestionando, organizando y poniendo en funcionamiento el resto de sistemas corporales. Este sistema funciona a través del envío de impulsos mediante procesos electroquímicos con diferentes informaciones y órdenes para las diferentes estructuras que forman parte de nuestro organismo. Está formado por un conjunto de células separadas entre sí: las neuronas, que, aunque separadas por pequeños espacios, no dejan de comunicarse entre sí. La conexión existente entre ellas es lo que se conoce como sinapsis.
Las neuronas están en el cerebro, pero también en la médula espinal y en el mismo sistema digestivo, también conocido como «segundo cerebro», donde se calcula que ascienden a 100 millones. La investigación sobre la función neuronal es clave para prevenir o frenar enfermedades que hasta ahora han sido irreversibles.
“La neuroplasticidad es la potencialidad del sistema nervioso de modificarse para formar conexiones nerviosas en respuesta a la información nueva, la estimulación sensorial, el desarrollo, la disfunción o el daño. En general, la neuroplasticidad suele asociarse al aprendizaje que tiene lugar en la infancia, pero sus definiciones van más allá, y tienen un recorrido histórico. Hay diversos componentes bioquímicos y neurofisiológicos detrás de un proceso de neuroplasticidad, y esto lleva a que los procesos biomoleculares químicos, genómicos y proteómicos, permitan que la respuesta neuronal frente a entradas o señalizaciones no siempre se encuentre programada de una manera constitutiva, y requiere de acciones intra y extra neuronales”. (Cáceres, M. Suarez, E. 201)
Hasta hace muy poco se creía que en el cerebro humano adulto aparecían neuronas nuevas, lo que se ha dado en llamar Neurogénesis, muchos neurocientíficos han pensado que el nacimiento de nuevas células nerviosas era importante para el desarrollo de la plasticidad cerebral, es decir, la capacidad del cerebro para adaptarse a nuevas experiencias y cambiar con el tiempo.
Sin embargo, un estudio muy reciente desarrollado por el equipo del neurobiólogo de la Universitat de València José Manuel García Verdugo, en colaboración internacional con los laboratorios de los científicos Arturo Álvarez-Buylla (Universidad de California, San Francisco) y Zhengang Yang (Universidad de Fudan, Shangai), publicado en la revista “Nature”, revela que no existe neurogénesis adulta en el hipocampo humano: “Los humanos nacemos con prácticamente todas las neuronas necesarias para el desarrollo normal, y este trabajo apunta a que las modificaciones y tratamientos futuros deben basarse en la plasticidad”, asegura García Verdugo.
“La generación de nuevas neuronas en el hipocampo humano y de primates no humanos se produce fundamentalmente en etapas embrionarias y de forma escasa en periodos postnatales, durante los primeros meses de vida” … “Apenas hemos podido observar algunas neuronas nuevas aisladas a los siete y trece años de edad, y ninguna en el caso de estudios realizados con pacientes adultos afectados de epilepsia”, afirma José Manuel García Verdugo.
Según Verdugo (2018) “Uno de los grandes saltos evolutivos del ser humano es la existencia de corrientes de nuevas neuronas hacia nuestra corteza prefrontal en los lactantes, algo que no ocurre en ratones y que, además de guardar relación con la memoria y el aprendizaje, se vincula a la actividad social humana”, agregando que “más que de nuevas neuronas, habrá que comenzar a hablar de nuevos circuitos neuronales”.
Ahora bien, ¿Cómo podríamos lograr generar nuevos circuitos neuronales en nuestro cerebro?
Para la formación de circuitos neuronales es necesaria la creación de contactos funcionales entre neuronas, de nuevas sinapsis. El proceso de ampliación y refuerzo de los contactos entre neuronas, del que dependen muchos procesos cerebrales, tales como la memoria, es denominado “arborización”. A partir de una proyección neuronal se produce una ramificación recursiva que da lugar a las dendritas y a múltiples conexiones.
Teniendo en cuenta estos procesos sinápticos podemos inferir que las tareas que realizamos a diario, nuestras percepciones, nuestras emociones y sentimientos, producen el encendido de una vía distinta de activación neuronal posibilitando al cerebro un desarrollo que variará según la cantidad de estímulos internos o externos que reciba.
Las podas neuronales suprimen las conexiones de aquellos circuitos que no utilizamos y remodelan las diferentes zonas cerebrales, a través de los nuevos aprendizajes ligados a hábitos de repetición que van permitiendo nuevos circuitos neuronales.
Podremos reforzar las conexiones sinápticas de nuestras neuronas a partir de actividades reiterativas, de estimulación, haciendo actividades nuevas y ejercitando la concentración.
Adquiriendo nuevos hábitos, siendo más conscientes de estos procesos, realizando actividades creativas, ejercicio físico, con una nutrición adecuada y aceptando nuevos desafíos, podremos disfrutar de un mayor bienestar físico y emocional, potenciando un sistema nervioso activo y un cerebro lúcido y sano por más tiempo.
Referencias
- Garcés-Vieira MV, Suárez-Escudero JC. Neuroplasticidad: aspectos bioquímicos y neurofisiológicos. Rev CES Med 2014; 28(1): 119-132.
- Nature. Human hippocampal neurogenesis drops sharply in children to undetectable levels in adults. Shawn F. Sorrells1,2, Mercedes F. Paredes1,3, Arantxa Cebrian-Silla4, Kadellyn Sandoval1,3, Dashi Qi5, Kevin W. Kelley1, David James1, Simone Mayer1,3, Julia Chang6, Kurtis I. Auguste2, Edward F. Chang2, Antonio J. Gutierrez7, Arnold R. Kriegstein1,3, Gary W. Mathern8,9, Michael C. oldham1,2, Eric J. huang10, Jose Manuel Garcia-Verdugo4, Zhengang Yang5 & Arturo Alvarez-Buylla1,2
- Kandel, E.R.; Schwartz, J.H. & Jessell, T.M. (2001). Principios de neurociencia. Cuarta edición. McGraw-Hill Interamericana. Madrid.
- N-cadherin-dependent neuron–neuron interaction is required for the maintenance of activity-induced dendrite growth. Zhu-Jun Tana, Yun Penga, He-Ling Songa, Jing-Jing Zhenga, and Xiang Yua.
- Imagen: Colorful Neurogénesis
Autor: Equipo Docente de Brain’s Route.
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