Ser conscientes de una alimentación más basada en nutrientes que en saciar la sensación de hambre, debería ser una premisa fundamental para mantener un cerebro dinámico y saludable por mucho tiempo.
Nuevos descubrimientos deducen que “el estrés oxidativo es el factor desencadenante de la enfermedad de Alzheimer. Por ello, los nutrientes con gran contenido fenólico son potentes antioxidantes y de vital importancia, debido a que podrían prevenir la progresión de esta enfermedad“ (Lara, H.,2015).
Actualmente podemos encontrar estudios que están demostrando que diversos factores y nutrientes podrían prevenir la aparición de la demencia y la enfermedad de Alzheimer, entre otras. Las funciones alimentarias generalmente están alteradas en una persona con demencia. Creemos que es importante analizar la relación entre alimentación y demencia, y cuáles son los nutrientes cuyo consumo puede ayudarnos a prevenirla.
Algunas hipótesis de investigación afirman que, en casos con demencia, la pérdida de peso precedería a la enfermedad y podría ser uno de los primeros síntomas. Se ha valorado la utilización de este parámetro como marcador.
Otros factores a tener en cuenta son que, cuanto mayor sea la afección cognitiva y funcional, mayor grado de malnutrición puede presentar la persona que padece demencia. También, el empeoramiento de la malnutrición se relaciona con una mayor gravedad de los trastornos de conducta, razones de más para tener en cuenta una alimentación que contemple una gran variedad de nutrientes beneficiosos para el cerebro.
Las enfermedades neurodegenerativas afectan al sistema nervioso de forma progresiva y los síntomas dependen de las áreas dañadas. Al principio el daño cerebral pasa inadvertido porque no muestra síntomas, pero con el tiempo, cuando ya muchas estructuras y regiones del sistema nervioso han sido dañadas, se empiezan a notar las manifestaciones físicas.
Se ha comprobado que determinados nutrientes ayudan a prevenir el deterioro cognitivo y son importantes en el control de procesos inflamatorios, que pueden generar excesos del péptido beta-amiloide (su acumulación en placas dentro del cerebro es característica en el Alzheimer).
Una alimentación más beneficiosa, que refuerce los nutrientes cerebrales, podría ser preventiva, por lo que recomendamos la “neuronutrición” como base para una la alimentación saludable.
Hay algunos estudios que evidencian un menor riesgo de padecer este tipo de enfermedades neurodegenerativas con el consumo de pescado, que contienen muchos ácidos grasos de omega-3, o en su defecto, para vegetarianos o veganos, los encontramos en semillas de chía, nueces, o aceite de linaza, entre otros.
Los ácidos grasos omega-3 son necesarios para el buen funcionamiento de los sistemas cardiovascular y nervioso. Son ácidos grasos poliinsaturados y los tres principales tipos son el ácido alfa-linolénico (ALA), el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA). El ALA se obtiene principalmente de aceite vegetales. Las algas contienen EPA y DHA y estos también pueden producirse en pequeñas cantidades al consumir ALA. Es decir, que no sólo lo encontramos en el pescado.
Algunos ejemplos de alimentos que se podrían incorporar a la dieta para aumentar el aporte diario de ALA son:
Semillas de linaza | 2,3 g |
Semillas de chía | 1,8 g |
Semillas de cáñamo | 0,9 g |
Aceite de linaza | 7,3 g |
Aceite de canola | 1,3 g |
Aceite de grosella | 1,8 g |
Las vitaminas del grupo B también son fundamentales en la relación entre alimentación y demencia. Cuando una persona presenta una ingesta deficiente de ácido fólico y vitaminas B12, B6 y B7, puede tener dificultades para metabolizar correctamente la homocisteína, y el exceso de ésta es un factor de riesgo significativo para la salud de los vasos sanguíneos y puede contribuir a la demencia vascular. Esta vitamina es la encargada de transformar los alimentos en energía que aprovechará el organismo. Se encuentra principalmente en semillas (girasol, calabaza, lino, etc.), nueces, almendras, avellanas, pescados, huevos, carnes, legumbres y vegetales ricos en almidón como la patata o el arroz.
La vitamina E es liposoluble y antioxidante, atrapa los radicales libres presentes en las placas amiloides, posibilitando una progresión más lenta en enfermedades neurodegenerativas. Es fundamental un consumo adecuado de alimentos ricos en esta vitamina, presente en aceites vegetales, nueces, almendras, maíz, cereales, espinacas, brócoli, entre otros.
La fibra fermentable, con efecto prebiótico mantiene una flora bacteriana saludable, lo que beneficia un menor porcentaje de toxinas en el organismo y un equilibrio en muchos procesos vitales. Los alimentos con efecto prebiótico son:
- Alcachofas, achicoria y banana: contienen inulina, un prebiótico natural.
- Legumbres, patata y batata: poseen rafinosa y estaquiosa.
- Ajo, cebolla y puerro: poseen derivados de inulina y fructooligosacáridos.
- Trigo, avena y cebada: poseen inulina.
En resumen, las últimas investigaciones aconsejan que una alimentación neurosaludable y preventiva de enfermedades debería basarse en la ingesta de frutas y verduras, legumbres, cereales y harinas integrales, (incluidas la pasta y el arroz integral), así como grasas saludables. Estas últimas se encuentran en alimentos como el aceite de oliva, los frutos secos, el aguacate o el pescado. El té verde y beber agua mantiene el cerebro hidratado y protegido del estrés oxidativo.
También hay alimentos muy desaconsejados, tales como el consumo de grasas saturadas (mantequilla, nata, queso), alimentos procesados, alcohol; evitar al máximo los alimentos fritos; limitar el uso de la comida enlatada y reducir el consumo de sal, y el gluten (harinas refinadas), ya que contribuyen a la inflamación cerebral.
Un artículo de la revista “Muy interesante” indicaba que “existen una serie de alimentos que aparte de cuidar tu salud mental también fortalecerán tu órgano pensante. Están compuestos de nutrientes para hacer de tu cerebro un órgano fuerte y sano”, ellos son: germen de trigo, remolacha, vitamina C, hierro, extracto de aceite de salvia(memoria), huevos, guisantes, avena, cacao puro, cúrcuma, lentejas, yerba mate, frutos secos, espinacas, calabaza, brócoli, aceite de oliva, aguacate, arándanos, semillas de lino y chía, pescados y agua.
De otro lado, investigaciones realizadas hace algunos años, han comprobado que la dieta de los japoneses, que fundamentalmente tiene un mayor consumo de atún, y la alimentación mediterránea, que tiene como base el aceite de oliva, han mostrado un menor índice de personas con demencias, aunque estudios más recientes han manifestado que la globalización de alimentos industrializados y comidas rápidas están provocando un aumento de estos índices.
Esto nos hace pensar en la importancia de tener en cuenta los nutrientes que favorecen un desarrollo cerebral más óptimo y en una correcta selección de los alimentos más saludables. Consumir alimentos neuronutritivos es muy beneficioso, tanto para prevenir como para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas con demencia.
Referencias
- Lara,H., Alanís, E., Estrada,M., Mureyko,L., Alarcón, D.. Ixtepan, L. (2015) Nutrición que previene el estrés oxidativo causante del Alzheimer. Prevención del Alzheimer. Departamento de Ciencias Básicas, División de Ciencia de la Salud, Universidad de Monterrey, Monterrey, N.L
- Morris, Martha Clare; Tangney, Christy C; Wang, Yamin; Sacks, Frank M; Bennett, David A; Aggarwal, Neelum T. “MIND Diet Associated With Reduced Incidence of Alzheimer’s Disease.” Alzheimer’s & Dementia, ISSN 1552-5260, 02/2015.
- Romero S., Superalimentos para potenciar tu cerebro, recuperado el 16/01/2019 de: https://www.muyinteresante.es/salud/fotos/12-superalimentos-para-potenciar-tu-cerebro/1
Autor: Equipo Docente de Brain’s Route.
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